MUSTAPHA HANDAR
(Marruecos, 1982)
Escritor marroquí y
miembro del Colectivo Internacional Minificcionistas Pandémicos. Sus
minificciones han sido difundidas en varias revistas y antologías
internacionales en México, Colombia, Argentina, España, Chile, Nicaragua, Perú,
Guatemala y Costa Rica. Ha publicado su primer
libro de microficción Atrapados en
telarañas (Quarks Ediciones Digitales, Perú, 2020).
Atrapados en
telarañas es un libro de minificción publicado bajo el sello de la editorial
Quarks Ediciones Digitales de Perú en 2020. Consta de 15 microrrelatos que
cuentan distintas microhistorias de personajes de diferente caracterización
pero que comparten situaciones aciagas, momentos tétricos, sentimientos de
desasosiego y pánico; y, máxime, el mismo destino: el destino de la mosca al
caerse en una telaraña. Cada texto es un tejido de palabras. En cada historia
un palacio, la naturaleza, o, incluso, una idea o emoción, por muy bellos e
interesantes que parezcan, pueden ser una telaraña amenazante e invisible; una
anciana, un niño, una familia o el mundo entero pueden ser víctimas; y un rey,
una persona de confianza, un asesino o los propios defectos psicológicos pueden
ser una araña tremebunda y letal.
La noche mil dos
Era una
noche de plenilunio muy tranquila cuando Scheherayar disfrutaba el suave céfiro
nocturno por el mirador de su alcoba. Juró a Scheherazade que las mujeres de su
reino serían bien veneradas. De repente, una nube cubrió la luna y entró
Shahzamán todo rojo izando su espada ensangrentada. El visir le dijo al Sultán:
“¡¡¡El hermano de su majestad acaba de exterminar a todas las sultanas del
imperio!!!”.
El mensaje
de auxilio
«La Tierra es mi patria. La humanidad, mi
familia»
Khalil Gibran
Andaban por
la playa cuando las olas lo arrojaron a sus pies. Pablo lo recogió
cuidadosamente y le quitó las algas que le tapaban la pequeña cara. De la
cadena que llevaba en el cuello pendía una cajita, como una gota de lluvia,
grabada con la palabra Aláh en letras árabes cúficas. La abrió y halló un
papelito con un mensaje:
-¡Socorro!
¡Nos estamos hundiendo! Una tormenta está a la vista. Nuestra hija no soporta
el frío ¡Por favor, ayúdennos! -leía consternado.
-Este
oso de peluche hizo una gran obra. No le falló a esa pobre niña -entonó Javier
sin expresar la instantánea idea que le sugirió la fidelidad de aquel juguete:
comprar un oso similar a su propia hija.
-Es
una familia de refugiados. Necesita una urgente operación de rescate -dijo
Pablo antes de avisar por radio al Centro de Control. Sin embargo, la respuesta
que recibió antes de que la comunicación se cortara pareció proceder de un
mármol más que de un ser humano.
-Solo
confiamos en los mensajes de auxilio que nos llegan adentro de botellas.
Cǒntagiǒ
La nǒticia se prǒpaló cǒmǒ una
epidemia. La gente rǒmpió la
cuarentena vital; y salió cǒrriendǒ, en ǒleadas, en
pǒs de la
vacuna efectiva cǒntra el
virus asesinǒ que se
extendió pǒr tǒdǒ el planeta.
Nǒ había
vacuna. Ni médicǒ descubridǒr. Ni se le encǒntró rastrǒ al divulgadǒr de la
paparrucha. En mediǒ del caǒs, nadie quedó a salvǒ del cǒntagiǒ. Ni yǒ. Ni este textǒ que ahǒra tǒcas cǒn las manǒs y ǒjeas cǒn extrañeza.
Mustapha
Handar
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