Una Mirada a la Micronarrativa Urbana de Angélica Villalba
Cárdenas
Por: Márcia Batista Ramos - Escritora
Más de
20 años de experiencia periodística en la televisión nacional e internacional
han convertido a Angélica Villalba Cárdenas en una contadora de historias, como
ella misma se describe.
Ganadora
del I Certamen Internacional de Microrrelatos Amnistía Internacional Valladolid
2019; del Primer concurso de relato y poesía creativa Libros & Letras 2020;
también obtuvo mención especial en el Concurso de Cuento Corto de la
Universidad de La Sabana, centro educativo del cual es egresada y profesora.
Co-creadora
del espacio «La Esquina Delirante», en el diario colombiano El Espectador.
El
universo literario de la escritora colombiana Angélica
Villalba Cárdenas, se mueve entre el hiperrealismo literario y la literatura
urbana. Siendo que la cultura urbana en la región, es un espacio lleno de
situaciones que más parecen fantásticas que reales; dado el grado de elementos
populares que intervienen en la narrativa contemporánea latinoamericana, empezando
por los quiebres, transformaciones
y los cambios experimentados en el idioma, como marca cultural.
La
literatura urbana en Latinoamérica, pasa necesariamente, por los espacios de
pobreza, en que sus habitantes están condenados a vivir en un permanente
contexto de necesidades insatisfechas, exclusión y precariedad… En una lucha
constante por la sobrevivencia que ineluctablemente consume todas las
posibilidades de ser feliz en el presente y compromete de manera poco optimista
el futuro.
Estas
situaciones sociales heterogéneas, en países conformados por contrastes
brutales, abren espacios para la delincuencia, que es vista, por los
marginados, como la posibilidad de ascenso social rápido, o la fórmula mágica
para dejar la pobreza y la carencia en el pasado.
Angélica Villalba
Cárdenas, sensibilizada por ese mundo caótico, cementado en las desigualdades,
registra la soledad y la violencia del ámbito urbano, desde la mirada humana
que la caracteriza: “Break
El man
era todo alzado y me lo bajé. La embarrada es que el muñeco quedó en plena
calle y la sapa de la Miriam gritó re duro. Los tombos del CAI se la pillaron,
pero no me voy a dejar agarrar porque ni loco vuelvo a la cárcel.
Corro
y corro, sin mirar pa' atrás, aunque aún escucho los alaridos de la cucha
Miriam y las sirenas de la patrulla.
De
pronto, tras dejar botados a los tombos, lo único que veo, rodeada de gente, es
una tarima. En ella están mis ex parceros del parche de rap. Mi salvación.
─ ¿Sigue
en la mala, güevón? ─me dice Álex.
─No,
para nada, parce. ¿Me deja trepar?
─ Hágale.
Saludo
a los demás bailarines y comienzo la función. Siento como mi cuerpo se mueve al
ritmo de la música mientras me pierdo entre las rimas.
Un
tiro al aire, los bailarines saltan de la tarima y yo solo sigo bailando, como
un güevón.”
Angélica
Villalba Cárdenas, inserta su narrativa en lo urbano, sin sesgarse, porque ella
no ve la ciudad como buena o mala, ella observa el espacio urbano con realismo
y lo describe con su pluma hiperrealista; entregando al lector una literatura
que no demoniza la ciudad, porque la autora, entiende que el espacio urbano no
es el responsable de la desdicha o de la violencia u otras miserias que
construye la gente. Angélica es lista y sabe que los infiernos los construyen
las personas y no los lugares, entonces ella hace una crítica social contundente,
a través de la microficción: “Salvaje
Usted es un salvaje de emoción y asfalto. El olor a peste
lo enloquece, a tal punto, que no le importa salir a la calle a buscar la
historia y su consagración. Recuerda, mientras sonríe, su ataque, con micrófono
y cámara en mano, a esa mujer desbordada de tristeza por la muerte de su
esposo. La primera víctima del contagio. Una pregunta a la yugular, una nota
que abre el noticiero y un titular vendedor: Primicia ¡Por fin, el virus tiene
una cara! Ahora usted lea el resultado de la prueba: ¡Dio positivo! Ya tiene su
noticia. Es hora de conectarlo al respirador.”
Con un lenguaje objetivo y conciso sin presentar
ningún corte sincrónico en el argumento, Angélica lanza su mirada sobre el
habitante del espacio urbano; y alejada del sentimiento de injusticia social,
ella mira a cada individuo como responsable de sus elecciones, independiente de
sus circunstancias, por eso, su ficción se subleva y reporta a la experiencia
deshumanizadora que construyen los habitantes anónimos de las ciudad, que
representa el escenario de los dramas construidos por los personajes.
Angélica, es consciente de que determinados valores
están siendo negados por la sociedad, pero que la decisión final la tiene cada
ser humano porque todos llevan intrínsecamente, en su subconsciente, el
conocimiento del bien y del mal: “Margarita
El corazón palpita muy rápido y ni siquiera sé el
por qué. Me llamo Margarita y solo tengo 11 años. Mi madre me sube al camión en
medio de la noche, y me suplica que no llore. Pierdo de vista a mis hermanos.
Estamos escapando. ¿De qué? No lo sé. Me
oculto entre unos guacales de plátano. Aprieto mi muñeca de trapo muy, pero muy
fuerte, como cuando mi padre me hundía en su cuerpo.
- Todo es su culpa. Escucho la voz de uno de mis
hermanos.
Me llamo Margarita. Tengo 20 años. De nuevo mi
corazón palpita muy rápido. Mi novio me golpea una y otra vez. Vuelvo al camión, aprieto mi muñeca y me
escapo entre los guacales en los que empacan el plátano.
- Es su
culpa, por perra.
Me llamo Margarita. Tengo 50 años. Los latidos de mi
corazón son rápidos y fuertes. Un hombre golpea a mi hija. El camión, la
muñeca, los guacales de plátano están en mi mente. Los dejo ir y defiendo a mi
bebé, de 11 años, igual que una tigresa a su cachorro. Ya entiendo la razón por
la que nos escapamos aquella noche de invierno.”
Así, la excelente micronarrativa de Angélica
Villalba, muestra su mirada diagonal, que se mueve en forma permanente buscando
nuevos ángulos de visión y nuevos objetos para ser contemplados en la urbe de
cemento y asfalto, con las decisiones personales que acompañaran cada individuo
en su transición, según la escritora, al más allá: “A Javier Osuna
Caen los dados sobre el tablero. El diablo me
mira con fuego. Ahora somos los dos. Estoy tranquilo; él, impaciente.
– ¿Quién eres para desafiar a la legión?
– Solo soy un periodista, un don nadie.
Mueve
su ficha cinco pasos ¡Sorpresa! Entra a la casilla segura. Es mi turno. Respiro
y lanzo los dados. El calor me derrite los huesos. Mi cuerpo se quema. Estoy
dentro de los hornos crematorios de Villa del Rosario, los veo. El diablo se
retuerce en su guarida. Sabe que llegué al centro del juego. Aquí están los
desaparecidos. Si existieron.”
Lo
cierto, es que Angélica Villalba Cárdenas, logra identificar el capital
simbólico de diferentes grupos sociales inseridos en el espacio urbano, para
trasladarlos magníficamente a la micronarrativa, con la calidad y lujo de
detalles que nos escapan cuando miramos el modelo real.
Para leer más de la autora Angélica Villalba:
https://cronopiakarlita.blogspot.com/2021/04/minificciones-de-la-escritora-angelica.html
PATRICIA
NASELLO la gran escritora de microrrelatos
Por: Márcia Batista Ramos - Escritora
La escritora argentina Patricia Nasello es una de las
grandes figuras de la narrativa hispanoamericana contemporánea, es Magíster en
Escritura Creativa por la Universidad de Salamanca (USAL) y Contadora Pública
por la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Cultivadora del cuento fantástico, los relatos breves
y microrrelatos. Obtuvo varios galardones con sus cuentos, entre los que
mencionaremos aquellos otorgados por la SADE (Sociedad Argentina de Escritores,
seccional Córdoba), el periódico “La Mañana de Córdoba”, la Municipalidad de
Alta Gracia (Pcia de Cba, Argentina), la red ning TRIPLE C (Cofradía del Cuento
Corto), la “Escuela de Escritores” (España), y las revistas digitales
Internacional Microcuentista y Cuentos para el andén.
Su último libro es una antología personal, titulada “Está
rugiendo otra vez”. Quarks ediciones, 2020; también publicó la micronovela “Acabemos
con ellos de una vez”, Alción, 2019; y los libros de microrrelatos “Qué buen
disfraz de leona” Micrópolis, 2019; “Una mujer vuelta al revés”, 2017,
Macedonia; “Nosotros somos eternos” 2016, Macedonia; y “El manuscrito” 2001,
edición de autor.
Participó en antologías, periódicos y revistas culturales
(soporte papel) en Argentina, México, España, Perú, Rumania, Venezuela y
Bolivia.
Desde el año 2013 administra Piedra y nido, antología
digital de minificción con más de trescientos escritores publicados, de
veintiocho países (http://piedraynido.blogspot.com).
Patricia cultiva el microrrelato, un género narrativo
poco conocido y algo infravalorado por la mayoría de los lectores, que abarca
una larga historia fundamentada por autores como Cortázar, Augusto Monterroso,
Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, entre otros grandes.
Los microrrelatos de Patricia Nasello ahondan en lo
fantástico, aunque sin desatenderse, de la realidad cotidiana como ya
comentamos: de hecho, lo fantástico en la vida cotidiana muestra precisamente
la indescifrable complejidad de lo cotidianamente real: “Interpretación
Me culpa por su
ceguera y quiere matarme.
Descubrí el resentimiento y las
intenciones que ocultaba ese ojo inútil porque el otro, que está sano, me
permitió observarlo frente al espejo.” (2019) Qué buen disfraz de
leona
Su prolijidad la lleva a perfeccionar el género literario
que la fascina, además, Patricia escribe acerca de la condición humana, a
través de su micronarrativa, porque tiene la mirada bien puesta en el mundo que
es egoísta y malo, y la autora no puede dejar de conmoverse con el dolor que
habita el planeta, entonces registra los dolores del mundo, tal vez, con la
esperanza de que un día sus letras reflejen una realidad inexistente, pero que
ahora le duele y al narrar los dolores del mundo, su obra cobra tintes de
universalidad: “Desamparo
Hoy Gonzalo
cumple cinco años, pero nadie se lo ha dicho.
Es de noche,
está solo, en la casilla donde vive hace frío —aunque él no se dé cuenta—.
Busca una hoja
de papel, blanca, de ser posible. Si apareciera una de color también la
aceptaría, hasta con un pedazo de diario se conforma.
Descubre una de
color madera bajo las papas, sucia de tierra, arrugada, manchada con grasa. A
esto le llama tener suerte.
Quita la taza
de la mesa y apoya la hoja estirándola lo mejor que puede. Agarra el lápiz
naranja, lo encontró en el barro hace un rato.
Lo que dibuje
será su amigo, su compañía, piensa.
No se decide.
Los perros le dan miedo, gatos no quiere. Un nene chiquito tampoco, tendría que
cuidarlo. Las mujeres son un problema: la abuela se murió y su mamá sale todas
las noches; vuelve de mañana, cansada, de mal humor, y a pesar de que siempre
tiene puestas pinturas de colores lindos sobre la cara hasta enferma parece.
Claro que también hay hombres en el mundo, cada tanto aparece alguno por la
casilla. A él, ni lo miran.
Doña Amanda es
otra cuestión. Una gorda de piel áspera y mirada suavecita que tiene una parte
del pelo negro y otra parte blanca y otra anaranjada. Ella es la que todas las
noches trae el café con leche, pero después se vuelve a su casa y hasta ahora
no lo ha invitado.
Gonzalo piensa
en Amanda y dibuja una señora. La cara un redondel con rulos, como ella. La
boca una raya derecha, nunca la vio sonreír. Un triángulo por vestido. Los pies
los hace de cualquier forma, pero con las manos es cuidadoso, esas son las
únicas manos que lo acarician.
Al dibujo
terminado lo guarda bajo la almohada. No es quiera tenerla encerrada, pero ya
se sabe como son los grandes, a la primera oportunidad, se escapan.” (2017) Una
mujer vuelta al revés
En los microrrelatos de Patricia Nasello, el lector
percibe, fácilmente, las rupturas de los órdenes cronológico y espacial de tal
suerte, que la comprensión lectora, es lo que permite la complementariedad del
universo narrativo expuesto por la autora: “Luz
El Paredón de los Fusilados es un mal sitio de
arribo, sin embargo, allí está él. Llegó con esa soledad absoluta de quien, en
el afán de negar, hasta cuando le mostraron a su ángel custodio declaró que no
lo conocía.
De pronto, una sombra acribillada se
desprende del muro y sale a su encuentro. Se trata de una oscuridad de
obsidiana, de una negrura de dragón caído; de un espanto que, sin embargo,
habla con alianza en las heridas:
—Te perdono —dice.” (2017) Una mujer vuelta al revés
Como todos los grandes micronarradores, Patricia
Nasello, relata expresando una brillante imaginación dilucidada en sutilezas.
La singularidad de su narrativa sumada a breves
guiños, alusiones y elipsis, supera el humor fino o cualquier clase de humor,
ya que en la obra de Patricia no hay cabida para el humor.
Los relatos de Patricia Nasello, son trabajados
apoyados en una formidable capacidad de observación y plasmados en una prosa de
singular rigor, articulando una imaginación pródiga y una sorprendente brevedad:
“Salvaje
Decide eliminar
con crueldad al enemigo: detona una carga de palabras odiosas, gastadas, en
descomposición.” Brevilla. Revista de Minificción
Las palabras de Patricia Nasello, la gran escritora de
microrrelatos, viajan por el mundo, ya que trabajos suyos, han sido traducidos
al francés, italiano, rumano e inglés. Dejando el testimonio de que su caminata
como escritora es única y está predestinada a escribir su nombre en las
estrellas.
Jonathan España Eraso: La Brevedad de lo Fantástico
Márcia Batista Ramos
El poeta y escritor
Jonathan Alexander España Eraso, nació en Pasto, Nariño, Colombia. Publicó
cuentos y poemas en varias revistas literarias como Cronopio (Medellín), La
Movida Literaria (Bogotá), Musa Levis (Caldas), Puesto de Combate (Bogotá), La
Esquina Delirante de El Espectador (Bogotá), Revista Libro Cyberalfaro (Manabí,
Ecuador), TXT (Lima, Perú), Plesiosaurio (Perú), Morbo (Campeche, México),
Revista El Búho (México), Revista Luvina
(México), Revista Hispanoamericana de
Literatura (México), Punto en Línea UNAM (México), Ariadna (Madrid, España),
Margen Cero (España) Revista Altazor y
Letras de Chile (Chile), entre otros.
Coautor de los libros de relatos "El
hombre que leía a Dumas" y "La casa con desván" ambos publicados
por Ediciones Rubeo, España, 2011. Coautor del libro "200 años, 200
palabras", antología de minicuentos, editado por RELATA, Cúcuta, 2011.
Además, está antologado
en el libro "Nubes Verdes; Antología de poesía viva
nariñense-carchense", publicado por Caza de Libros, Ibagué, 2011; También
figura en "La vida es bella. Antología poética de cine", publicada
por Escarabajo Editores, Bogotá, 2019.
Finalista en el
Concurso Nacional de Minicuento 200 años, 200 palabras (2010). Mención de Honor
en el Concurso Nacional de Cuento (2010), organizado por la Cámara de Comercio
de Montería y el grupo de arte y literatura El Túnel. Con el poema “Descienden
de las ramas”, resultó finalista en el XIII Concurso Literario Internacional
“Ángel Ganivet” 2019. Premio Correo del Sur como Escritor Destacado de Nariño
(2014).
Su primera novela,
Travesías, tiene dos ediciones (una colombiana y la otra española).
Es cofundador y coeditor
de la Revista Cultural Avatares, editada en Pasto. Dirigió el suplemento
cultural La Conjura de los Necios, bajo el sello editorial Avatares. Fundador y
coordinador editorial de “Alebrijes Revista Nariñense de Minificción.” Mantiene
dos poemarios inéditos: “El silencio voraz” y “Geografía del ocaso”.
Jonathan Alexander
España Eraso escribe microficciones, con soltura narrativa, presentando relatos muy visuales y directos, donde se puede
apreciar la vivacidad y el movimiento, ya que el autor, juega con coordenadas
espaciales y temporales con ritmo
ágil y precisión del lenguaje, logrando unidad de efecto. Además, de que
utiliza algunas veces en su narrativa, el recurso que deriva del concepto de “lector
activo”, que hace que el lector se convierta en parte de la narrativa. Otras,
hace que se recurra a distintos sistemas que incitan, de algún modo, a la
ambigüedad y, por ende, a la interpretación de lo narrado: “Dios
Soy la luz que ilumina cuanta oscuridad se atraviesa en tu
camino. Por esa simple razón y por mi experticia ontológica, puedo afirmar que
ya no existo.”
Su prosa está provista
de ingenio y una pequeña dosis de humor tolerante y simpático. Jonathan
Alexander España Eraso, logra reducir, su narrativa, a un estado mental,
convocando recurrentemente a la fantasía, poniéndose siempre en supuestos, en hipérboles.
Tzvetan Todorov, dice
que: “el género fantástico, siempre evanescente, dura apenas el tiempo de una
vacilación: vacilación común al lector y al personaje, que deben decidir si lo
que perciben proviene o no de la “realidad”, tal como existe para la opinión
corriente”.
En la narrativa de
Jonathan España Eraso, el lector muchas
veces se queda sumido en la perplejidad, por no saber cómo explicar los
fenómenos extraños que se producen, especialmente, por no estar dispuesto a
admitir lo sobrenatural con tanta facilidad como lo natural. Pero, el narrador
no vacila e interrumpe su relato en ese punto y se queda claramente en lo
fantástico, como se puede observar: “Legión
Después de la batalla, el último hombre en pie, ya sin
secretos, desplegó sus alas ominosas. Justo cuando se preparaba para alzar
vuelo, de entre sus plumas, empezaron a emerger minúsculos hombres que
entonaban cantos lastimeros. De repente, uno de ellos gritó: ¡Las plumas,
señor! El hombre recogió una espada y, enardecido, estiró sus brazos, y se
cortó las alas. A lo lejos, mientras caminaba parsimonioso, el hombre se
transformaba en una multitud que cargaba el cuerpo de Dios y desaparecía por
las grietas del sol.”
El autor brinda
historias en un mundo fantástico que resulta ser el que habitamos, tanto es
así, que el lector se percibe a sí mismo, como parte de la trama narrativa.
La brevedad, en la
narrativa de Jonathan Alexander
España Eraso, promueve, en todos los casos, estrategias importantes para la significación
de sus microcuentos con poder de rigor, tensión,
sugerencia; mostrando una preocupación retórica constante para saldar una
situación narrativa breve, rápida y fugaz, sin
perder su especificidad narrativa: “¿Quién es?
- ¿Quién es? -pregunta una voz desde el lugar más oscuro
del patio.
- ¿Eres tú? -indaga temeroso un hombre con arma en mano.
-Soy yo.
Se oyen aullidos de perros.
- ¡He venido a matarte! -exclama airado el hombre.
Al instante se escuchan disparos.
- ¿Quién es? -susurran dos voces quebradas.
Responden con tu nombre.”
En la brevedad de lo fantástico,
en un instante, Jonathan logra sumergir al lector a un estado de abstracción de
la realidad, para luego devolverle de golpe al mundo real, con una nueva
percepción de la realidad o con un tema de cavilación (como tarea): “Encuentros
A Violeta de mil colores
Un pintor nos ha invitado a mi papá y a mí a la apertura de
su exposición artística. Asistimos puntales. Recorremos la sala. De pronto,
pierdo de vista a mi papá. Decido esperarlo frente a una pintura de un jaguar
que apresa por el cuello a su cría; sus garras filosas la sujetan del pecho y
le desgarran la carne. Me hipnotizan los ojos brillantes de la moribunda. En la
pintura, el fondo nebuloso de la selva, entre las hojas de los árboles, roza el
agua de un río. Escucho tinnitus agudos; luego hojas secas que crujen. El olor
de la tierra húmeda invade este lugar. Un rugido feroz me estremece. Mi papá
está detrás de mí. Se me abalanza. Su mano peluda me aprieta; sus dedos
afilados se introducen en mi piel. Siento sus colmillos de fiera hambrienta en
mi cuello. El aire se me escapa. Miro la espesura y, en medio de un verde
vaporoso, de cara a este cuadro, me encuentro sobrecogida observando los ojos
brillantes de la cría donde mi aliento final desaparece.”
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