jueves, 1 de abril de 2021

Minificciones de la escritora Natalia Madrueño.

 

Natalia Madrueño es tapatía por donde la miren, tiene tres nombres eternos, estudió una licenciatura en Letras Hispánicas y un máster en Estudios Avanzados en Literatura Española e Hispanoamericana expedida por la Universitat de Barcelona. Escribe ensayo, cuento y minificción. Ha dirigido talleres, mesas de lectura, promoción de escritura creativa y charlas con escritores juveniles. Pertenece al colectivo internacional: MP y en diciembre de 2018 recibió a la poeta uruguaya Ida Vitale, quien es Premio Cervantes 2018 y Premio fil 2018, con un ensayo dedicado a su obra narrativa. A Natalia le gusta además el café, las manos, música, comida y el viento.

De un mito

 (Antología, Mar de voces, 2020. México: Editorial universitaria)

Una tarde de septiembre, entre sonrisas y café en mano conocí a un hombre que con su canción calmaba bestias y dotaba de sensibilidad a algunas piedras. No debía mirarme y no debía mirarlo, pero su voz era tan hermosa que no pude evitar admirarlo.

Entonces mi suspiro.

Cuando llegó el silencio y se viró para encontrarme, ya nos habíamos perdido para siempre, y aunque sus ojos negros y profundos se encontraron con los míos que ya lo amaban, tristes los dos, aceptamos que no podíamos pertenecernos. Él tenía a su Eurídice y yo a mi Orfeo.



 

MISERABLE

Inédito

Las penas con pan son buenas, pero hace tiempo que mi alacena está vacía y por más qué hago, no sé cómo aliviarlas. Al amanecer solía pedir a Dios el pan de cada día, pero a mi edad es difícil encontrar trabajo. Luego recordé la frase “a quién le dan pan que llore”, y no pude más, se hizo un nudo en mi garganta y entonces brotaron un par de lágrimas porque hace mucho que nadie me ofrece un solo trozo. Después vino a mi mente lo que le pasó al joven Jean Valjean cuando por hambre tuvo que robar y no quise arriesgarme a probar su suerte. Por eso no me importó quedarme sin un brazo, total, tenía dos.



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